Se acuerdan cuando salimos de nuestro
país de origen? Muy
posiblemente las maletas estaban cargadas de sueños y esperanzas, deseábamos
una vida mejor, queríamos por medio del trabajo comprar la casa y el carro
preferido, anhelábamos reunir la mayor cantidad de dinero para enviar unos
cuantos dólares a los que quedaron en la capital, en el pueblo o en el rancho;
y lo más importante, pensábamos en un futuro mejor para nuestros hijos, ya que
este país al tenerlo todo, las posibilidades de que ellos alcancen sus metas
son casi seguras.
Con el pasar del tiempo nos fuimos
acostumbrando a la cultura norteamericana, el día a día se convirtió en
una escuela de aprendizaje, desde el idioma mismo hasta la manera de esperar
pacientemente cuando el semáforo esta en rojo. Todo esto que hemos adquirido,
lo hemos almacenado junto a aquello que seguimos haciendo con mucho orgullo y
que nos recuerda de dónde venimos: a caso
dejamos de comer tortillas, tamales, mole, frijoles o arroz con gandules? A
caso dejamos de tomar café? A caso dejamos de escuchar la música que identifica
nuestra raza? A caso dejamos de seguir alentando a nuestro equipo de fútbol? A
caso dejamos de hablar español? A
caso… tal vez no, el problema es que
nuestros hijos (algunos) se olvidaron de hacerlo cuando llegaron y eran unos
niños, o los que nacieron acá no llevan consigo
ese gen al que llamamos latinos.
Hoy, nuestras raíces culturales se
han ido perdiendo en la familia. En ocasiones el tiempo y el trabajo no
permiten que se pase un fin de semana juntos, en algunos casos el facilismo
hace que sea más práctico comer algo rápido y cada quien de la familia comprar su propia comida para la semana, y porque a ciertos padres les causa vergüenza
seguir haciendo lo que antes hacían, a
tal punto que se prohíbe en la casa hablar
Español.
Familia, en nosotros está en que
el legado cultural que nos ha acompañado
por años no se pierda. De cada uno de los que conformamos la raza latina
depende que las futuras generaciones sigan disfrutando y fortaleciendo las
tradiciones, fiestas, maneras de ser y sentir como solamente el latino lo puede
hacer. Ojalá que dentro de 40 años nuestros nietos sigan teniendo en su mesa
tortillas y café para compartir, que siga existiendo el deseo de ayudar a los
que viven lejos, que las posadas de diciembre y las roscas de enero sigan
siendo un motivo para estar en familia,
que el español siga siendo su lengua primordial y que la Eucaristía siga
siendo parte de ellos como fuente de fe y servicio.
Pidámosle a Dios que siga bendiciendo
este país que nos ha permitido cumplir en gran parte los sueños y esperanzas
que trajimos hace años; a la vez, por lo
que somos, para que el tiempo y la distancia no borre la herencia cultural de
los nuestros.
Pregunta a reflexionar: si
vives en los Estados Unidos: ¿En su familia se habla español?
Gracias por compartir este gran artículo, me ha encantado
ResponderEliminarNos alegra mucho que lo hayan podido disfrutar. Bendiciones y un cordial saludo.
Eliminar