miércoles, 15 de abril de 2015

Es Necesaria y Urgente La Pastoral Pos-Matrimonial

San Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (1980) dedicó la cuarta parte de esta exhortación a la ‘pastoral familiar’, y dentro de ella el numeral 69, a la pastoral pos-matrimonial; de este tipo de pastoral afirma el Papa: “el cuidado pastoral de la familia normalmente constituida significa concretamente el compromiso de todos los elementos que componen la comunidad eclesial local en ayudar a la pareja a descubrir y vivir su nueva vocación y misión. Para que la familia sea cada vez más una verdadera comunidad de amor, es necesario que sus miembros sean ayudados y formados en su responsabilidad frente a los nuevos problemas que se presentan, en el servicio recíproco, en la participación activa a la vida de familia” (n. 69).

Pero, quizás haya que cuestionar un poco los llamados ‘Cursos pre-matrimoniales’: cuánto tiempo duran? Qué temática se desarrolla en ellos? Con qué metodología se llevan a cabo? Qué participación se da a los interesados? Este cuestionamiento tiene un fundamento si nos preguntamos cuánto tiempo toman el médico, el abogado, el ingeniero, el sacerdote, para prepararse al desempeño de su profesión?

La vida matrimonial y familiar es comparable con una auténtica profesión que exige vocación y capacitación. Es frecuente escuchar la queja de esposos y padres de familia que se lamentan de que no los prepararon para afrontar las crisis conyugales y el problema de la educación de los hijos. Siendo frecuentemente tan breve el curso pre-matrimonial, se impone la necesidad de continuar la capacitación para el desempeño acertado de tan digna y meritoria vocación como es la vida matrimonial y familiar.

De aquí la urgencia de organizar la ‘pastoral pos-matrimonial’. “Esto vale sobre todo, escribe el Papa, para las familias jóvenes, las cuales, encontrándose en un contexto de nuevos valores y nuevas responsabilidades, están más expuestas, especialmente en los primeros años de matrimonio, a eventuales dificultades, como las creadas por la adaptación a la vida en común o por el nacimiento de los hijos” (FC. n. 69).

En otro tiempo el ejemplo de los padres y sus consejos ayudaron a las nuevas generaciones de esposos; hoy esto no parece posible porque la crisis de generaciones, el fenómeno del cambio, la problemática actual social, han complicado la situación; y esto porque los métodos tradicionales parecen desfasados y las nuevas generaciones dan poco crédito a lo tradicional. Ciertamente, no es fácil para los esposos y padres de familia de nuestro tiempo hacer frente a la complejidad de nuestro medio ambiente.

Cómo hacer para organizar algo práctico, sencillo y efectivo que remedie esta necesidad urgente de la pastoral pos-matrimonial?. Una primera medida será escuchar a los padres de familia para conocer los problemas más frecuentes, las necesidades más urgentes que los aquejan. A partir de este sondeo es posible ofrecer ciclos de conferencias-diálogo con expertos en la problemática familiar y conyugal para orientar a los padres de familia (El VIII Encuentro Mundial de Familias a realizarse en Philadelphia en el mes de septiembre, será una magnífica oportunidad)

Las escuelas, colegios, las parroquias, podrán organizar sesiones de asesoría matrimonial y familiar. Algo mejor estructurado son las Escuelas de padres de familia que ofrecen a los esposos un servicio periódico y sistematizado sobre temas diversos de orientación conyugal y familiar. Incluso, las universidades de psico-pedagogía, de ciencias religiosas, de educación, etc, pueden prestar un valioso servicio a este propósito.

Una cosa es muy cierta: el apoyo, la asesoría, la ayuda que se preste a las familias es una contribución muy útil a la misma sociedad. Siendo “la familia la primera escuela de las virtudes sociales”, la célula vital y fundamental de la sociedad” –como afirma el Concilio Vaticano II- trabajar por el bien de la pareja-familia es preparar la sociedad del mañana. Preocuparse seriamente por los hombres y mujeres que mañana serán los agentes de la comunidad humana es preparar un futuro mejor del que estamos viviendo.

Más que elaborar leyes para regular los desenfrenos de la actual sociedad, es necesario educar al hombre y a la mujer del futuro. Parecería que la educación que se imparte hoy es más instrucción que una auténtica formación.

La pastoral pos-matrimonial es una necesidad, una urgencia si queremos un futuro mejor. Es muy del caso preguntarnos: los padres de familia de hoy qué nietos desean tener?. Con qué modelo de sociedad soñamos para mañana?

Para más información : visite www.iglesiasdomesticas.com 

No hay comentarios:

Publicar un comentario