miércoles, 25 de septiembre de 2013

¿Cómo orar sin desanimarse?

El tema es aparentemente bastante fácil, si partimos de la base que la oración es un diálogo de plena confianza con Dios en el que le exponemos de manera sencilla nuestras alegrías, tristezas, sueños, frustraciones, peticiones, agradecimientos y todo lo que uno le podría contar a ese amigo que siempre está ahí, en las buenas y en las malas. Pero al mismo tiempo, el tema adquiere cierto grado de dificultad cuando aparece el desánimo, el cansancio o la desmotivación al creer que no existe destinatario al otro lado de la línea escuchando mi oración.

En uno en sus pasajes, Jesús brinda como ejemplo a sus discípulos la historia del juez y la viuda que vivían en un pueblo. El primero no le temía a Dios y no le importaban los hombres y la segunda le exigía al juez a hacer justicia frente a su adversario de manera constante. Pasó un largo tiempo y el juez, fastidiado tanto de la súplica de la viuda, actuó. Al finalizar el ejemplo, Jesús comparó la tardanza del juez en actuar con la respuesta de Dios, preguntando y respondiendo: “¿No hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar” (Leer Lucas 18, 1-8).

Pues bien, cuando vayas hacer tu oración personal o familiar debes tener en cuenta dos elementos fundamentales en ese diálogo con el Padre: confianza de que todo aquello que se expresa llega a oídos de Dios y alegría porque lo pedido fue cumplido en la brevedad del tiempo, al tal punto que después de hacer la oración debemos de actuar como si ya hubiésemos recibido respuesta.

No debemos desanimarnos con el paso del tiempo cuando hacemos ese contacto con Dios; la viuda nos enseña que a pesar de la injusticia y de la negligencia del juez para actuar, suplicar en cada momento, día y noche, sin experimentar la derrota, permite alcanzar el cometido.

No nos desanimemos en orar, en ser buenas personas, en ser mejores padres para nuestros hijos, en ser los mejores ciudadanos, en ser los mejores en cada cosa que realizamos. El desánimo es para aquellos a los que la cobardía, la falta de fe en Dios y la ausencia de metas trazadas invaden día a día.

Ora siempre pensando que lo pedido fue cumplido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario