Cuando estás aprendiendo un idioma, el profesor dentro de sus
exigencias te pide conjugar los verbos
en todas las formas utilizando las categorías de pronombres personales. Un
ejemplo de ello es la acción tener que en el presente, estaría conjugado de la
siguiente manera: yo tengo, tú tienes, ella tiene, él tiene, nosotros tenemos y
ellos tienen. Así, este verbo indicaría que todos tenemos y nadie le hace
falta.
El problema de este verbo cuando se confronta con la realidad en la que
vivimos, muchos de nosotros solamente sabemos conjugar el yo tengo, y se
nos ha olvidado que los demás, por muchas situaciones, problemas, falta
de oportunidades, discriminación e incomprensión no tienen.
Sería importante hacer realidad lo que en teoría nosotros aprendemos de
memoria en la escuela con este verbo, donde yo tengo porque trabajo dignamente,
usted tiene porque es una persona ejemplar y solidaria, ella tiene porque sirve
de manera desinteresada a la comunidad, él tiene porque siempre se acuerda de
los necesitados, nosotros tenemos porque compartimos y ellos tienen porque se
acuerdan de sus paisanos.
Si nosotros lográramos, no solamente aprender los tiempos de este verbo,
sino también comprender el significado
que lo rodea, seguramente nadie sufriría la injusticia social que algunos
países padecen, nadie sería llamado pobre porque cada uno tendría lo equitativo
a su talento y nadie tendría que abandonar
familia y tierra porque el sueño estaría allí donde nació y se formó. El
tener implica que si yo en el pasado no tuve, hoy puedo tener gracias a mi
superación personal, para que en el futuro pueda seguir adquiriendo todo lo que
esté a mi alcance.
¿Te gustaría conocer la fórmula para que esto se hiciera realidad? Es muy
fácil, lo único que debes hacer es complementar el yo con el tú, de tal forma
que cuando yo tenga, me acuerde de los que no tienen para que juntos podamos
experimentar lo que las primeras comunidades cristianas hacían en el siglo primero:
“Todos los creyentes se
mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus
bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno” (Hechos de los Apóstoles 2, 44-45 Biblia Católica de la Familia)
Padres, el reto
que tenemos ahora es enseñarles a nuestros hijos que los verbos, no solamente
se pueden conjugar, sino que también se pueden llevar a la práctica cuando
pensamos en el prójimo. Si yo tengo, mi hermano también debe tener.
Pregunta a
reflexionar: Como padre de familia, qué tipo de educación les estás inculcando a tus hijos en
torno al “tener”?
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