jueves, 6 de agosto de 2015

En la prosperidad y en la adversidad

¡Apenas una semana para la boda! Después de tanta anticipación es emocionante que solo quedan los últimos detalles. Llegamos bien a Wisconsin, a pesar de demoras de avión, un vuelo que casi perdimos, una botella de vino que se rompió en mi equipaje (no se preocupen, mi vestido de boda no estaba en esta maleta), y una maleta que quedó en Atlanta y se supone que va a llegar esta semana. Pero todo valía mucho la pena, y somos felices de estar de nuevo en Wisconsin.

Después de disfrutar un hermoso cuarto de julio con fuegos artificiales, comida rica, y juegos, estamos ahora intentando a finalizar los últimos detalles de la boda, la música, quien se siente donde en la recepción, las peticiones de la Misa, e intentando a aprender los votos. Vamos a intentar ser valerosos y recitar los votos de memoria en vez de repetirlos después del sacerdote, o por lo menos este es el plan por ahora. A ver si los nervios nos ganan en el día.

He escuchado a personas expresando su decepción al darse cuenta  que la Iglesia Católica no permite que uno escriba sus propios votos, pero personalmente, me encantan los votos de la boda católica. Creo que son muy hermosos y dicen exactamente lo que hay que decir y nada más, tocando directamente el corazón de lo que es el matrimonio. La forma común va más o menos así: Yo, Megan, te recibo a ti, Juan, como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida. Sencillo, elocuente, e increíblemente profundo. Sin saber que viene en el futuro, prometemos amarnos de una manera que imita la intensidad y fieldad con que Cristo ama a la iglesia durante todas nuestras vidas. ¿Qué podría ser más romántico? Y, increíblemente, este tipo de promesa no es irracional sino completamente posible porque amor es una decisión y porque no dependemos de nuestro propio esfuerzo para cumplir con nuestro voto, sino que dependemos de Dios.

De una manera casi irónica, creo que es muy liberador amarrar tu vida a alguien así.  En la vida no siempre tenemos mucho control sobre lo que pasa, aunque trabajemos duro y hagamos lo mejor que podamos, nunca podemos saber cuándo nos va a pasar una enfermedad, accidente, u otro evento desafortunado, así que prometemos dar al otro la única cosa sobre lo cual sí tenemos control, nosotros mismos, y más importante, nuestro amor. Es como si dices que mientras no sabes que hay en el futuro, prosperidad y adversidad, salud o enfermedad, puedes, con la ayuda de Dios y la gracia del sacramento hacer una promesa sobre como responderás cuando te enfrentes con estas realidades, y que tu respuesta siempre será el amor. Sin condición.

Vamos a pasar el resto de nuestras vidas realmente aprendiendo lo que significa vivir nuestros votos en lo bueno y en lo malo, y estamos muy agradecidos por el amor y el apoyo de las muchas parejas maravillosas en nuestras familias y entre nuestros amigos. Me parece que recién hemos visto muchos ejemplo de lo que significan estos votos, ya que esto ha sido y probablemente seguirá siendo un verano de muchos acontecimientos, tantos buenos como malos. Este verano, varios de nuestros jóvenes amigos casados han tenido la alegría de aumentar sus pequeñas familias, y celebrar bautismos.

También hemos visto muchas parejas, mayores y no tan mayores enfrentando enfermedad terminal en sus esposos y muy algunos trágicamente enfrentando enfermedad terminal en sus hijos. Mis propios abuelos recién recibieron malas noticias sobre la salud de mi abuelo, y no podrán asistir a la boda debido a las complicaciones del viaje.

En todo esto, en lo bueno y lo malo, enfermedad y salud, todo lo que puedo decir es qué hermosa vocación es, qué hermoso regalo es, vivir los votos sin importar lo que pase, amar a alguien apasionadamente, darse a otro en libertad, y ver la hermosura de otro ser humano de manera solo superado por la visión de Dios, y qué hermoso ser amado de regreso de la misma manera.

Por favor manténganos a Juan y a mí en tus oraciones en esta última semana antes de la boda. Estarán en nuestras oraciones.




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