Me
doy cuenta de que cometimos el error de los que viven un corto noviazgo sin
tiempo para conocerse mejor, y en este limitado espacio se ve solo lo valioso
en el otro, mientras permanecen ciegos a sus defectos que, como cualquier ser
humano tiene, y que en los primeros años de vida conyugal empiezan a emerger y
a ponerse de manifiesto. Creíamos que estar enamorados era suficiente para
consentir a la celebración del matrimonio
Son
varios los factores que pueden generar esta situación de indiferencia: un
primer factor es creer que el amor es algo mágico… No. El amor humano, máxime
el amor conyugal, es algo muy personal que surge del fondo del corazón de cada
uno de los enamorados; es un amor que exige ser cultivado como una planta
delicada, porque el amor que no crece, decrece y muere. El amor conyugal no es
tan simple como se lo imaginan; los psicólogos hablan de los tres ingredientes
del amor conyugal: pasión por parte del varón, afecto por parte de la mujer y
el compromiso por parte de ambos; es lo que llaman la "triangularidad del
amor.
Dentro
de los factores sociológicos, sugeridos por G. Pastor, sociólogo español, están
la edad, la religión, la cultura, el carácter, la raza, los hobys…, caracteres
estos que auguran una buena amalgama en la vida de pareja. Ya la S. Escritura
alude al “llegar a ser una sola carne”; tres verbos en futuro pone de presente
el Génesis: el varón dejará a su padre y a su madre, se
unirá a su mujer y se harán los dos una sola carne”. Refiriéndose a
esta amalgama del ‘una sola carne’, S. Juan Crisóstomo la compara con la mezcla
de aceite y perfume; y Sto., Tomás de Aquino la identifica con la licuefacción
de dos lingotes de oro en el crisol.
La
vida conyugal es un proceso que se inicia con el enamoramiento, la elección del
otro(a), el compromiso mutuo y el proyecto común; se trata de un proyecto en
que unen los pareceres de ambos, junto con la visión que cada uno tiene de la
vida futura que añoran, para caminar en la misma dirección. De aquí que los
esposos deben vivir el tiempo con visión de futuro en el presente de cada día;
es un error mayúsculo quedarse anclados en el pasado, añorando las cosa pasadas
y guardando recuerdos ingratos; a nadie le agrada que le estén recordando un
pasado negativo.
Si
los cónyuges en el matrimonio, mutua y recíprocamente no contribuyen a
reconocer e incrementar el valor que hay en el otro(a) y en sí mismo, ninguno
de los dos puede crecer. Por esta razón, sin la comunicación, el matrimonio no
puede caminar hacia adelante en la realización del proyecto común de pareja.
A
propósito de ‘comunicación’, es importante tener presente los factores que
bloquean la comunicación entre esposos: sean las expresiones verbales, como
también las no verbales que damos con simples gestos. De verdad que la
indiferencia termina siendo un asesino silencioso de la vida conyugal; la indiferencia
lleva a la rutina en la vida matrimonial y ésta a perder el sentido auténtico
de un buen matrimonio, de un matrimonio feliz.
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