miércoles, 20 de septiembre de 2017

¿EN QUÉ DIRECCIÓN ESTÁS MIRANDO?

He conocido varios matrimonios que, aunque quizás hicieron todo lo posible por conservar su relación, no lo lograron.
Algunos ni siquiera intentaron, fueron presa de la sociedad del “DESCARTE” y cuando se presentaron las primeras dificultades, simplemente decidieron seguir cada uno por su lado su propio camino. ¿En qué dirección estaban mirando?

Pareciera que cada día es más difícil lograr que el matrimonio sea para siempre. Ciertamente que, con la influencia mediática, la secularización y relativismo en el que vivimos es imposible que el matrimonio sea para siempre. Y es que ahora ni siquiera se mira uno al otro, sino que se mira a sí mismo.

De esa manera, aunque el hombre o la mujer traten de conservar la unión, será imposible. Y cuando ambos dirigen su mirada hacia Jesús entonces hay esperanza, la situación puede cambiar y el matrimonio puede ser ¡PARA SIEMPRE!

Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible». Mc 10, 27

Te comparto lo siguiente solo para confirmar que cuando nuestra mirada esta puesta en el Señor, todo es posible.

El pueblo de Siroki-Brijeg en Herzegovina tiene una maravillosa distinción: ¡¡¡¡Nadie recuerda que haya existido un solo divorcio entre sus 30,000 habitantes!!!! ¡Tampoco se recuerda un solo caso de familia rota!

Los habitantes croatas han mantenido su fe católica, soportando persecución a causa de ella por siglos, primero a manos de los turcos y después de los comunistas. Su fe está fuertemente arraigada en el conocimiento del poder salvador de la cruz de Jesucristo.

Enorme cruz en plaza de Siroki-Brijeg
En Herzegovina la Cruz representa el amor más grande y el crucifijo es el tesoro de la casa.
Según la tradición croata, cuando una pareja se prepara para casarse no les dicen que han encontrado a la persona perfecta.

¡No! El sacerdote les dice: "has encontrado tu cruz". Es una cruz para amarla, para llevarla contigo, una cruz que no se tira, sino que se atesora. Cuando los novios entran a la iglesia el día de su boda, llevan el crucifijo con ellos. El sacerdote bendice el crucifijo.

Cuando llega el momento de intercambiar sus votos, la novia pone su mano derecha sobre el crucifijo y el novio pone su mano sobre la de ella, de manera que las dos manos están unidas a la cruz.

El sacerdote cubre las manos de ellos con su estola mientras proclaman sus promesas, según el rito de la Iglesia, de ser fieles el uno al otro, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, hasta la muerte.  Acto seguido los novios no se besa, sino que ambos besan la cruz. Los que contemplan el rito pueden comprender que, si uno de los dos abandona al otro, abandona a Cristo en la Cruz.

Después de la ceremonia, los recién casados llevan el crucifijo a su hogar y lo ponen en un lugar de honor. Será para siempre el punto de referencia y el lugar de oración familiar. En tiempo de dificultad no van al abogado ni al psiquiatra, sino que van juntos ante la cruz, en busca de la ayuda de Jesús. Se arrodillan y abren sus corazones pidiendo perdón al Señor, tal vez lloran.

Enseñan a sus hijos a besar la cruz cada día, y de no irse a dormir como los paganos sin dar gracias primero a Jesús. Saben que Jesús los sostiene en sus brazos y no hay nada que temer.

http://jlromerousccb.blogspot.com/2017/08/para-siempre-en-que-direccion-he.html

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