jueves, 11 de abril de 2013

Padre de familia: ¿Es usted sal y luz de sus hijos?

Definitivamente una de las grandes profesiones que tiene una alta cuota de responsabilidad y sacrificio en la sociedad es la de ser Padres de Familia. Este trabajo o vocación  que se hace sin recibir cheque semanal, este amor que se da a veces sin recibir lo mismo como respuesta de parte de los hijos tiene dos ingredientes que el Evangelio de Mateo en palabras de Jesús nos lo recuerda: Ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo (Mateo 5, 13-16, Biblia Católica de la Familia).

Ustedes padres son sal y la luz de sus hijos en la medida en que a cada enseñanza, a cada consejo, a cada llamado de atención, a cada plática siempre exista un sabor especial y una luz propia que su hijo pueda identificar y diferenciar de los demás sabores y luces que a su alrededor el mundo le ofrece. Por eso ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo, porque son los únicos que desde el nacimiento de sus hijos pueden hacer que ellos sean útiles, responsables, sensibles con el hermano necesitado, solidarios y comprometidos con las obras sociales, integrantes de algún movimiento o grupo que en su parroquia exista, dedicados a sus estudios y respetuosos de las normas que se lleven en la casa. Es decir, su hijo es lo que usted le ha enseñado en el transcurso de su vida, su hijo es lo que ha visto en usted como padre de familia, su hijo es el reflejo de su personalidad, su hijo actúa de acuerdo a como usted es en la casa.

Es verdad que afuera del hogar los hijos aprenden muchas cosas buenas y, desafortunadamente, algunas poco productivas para ellos, pero la primera enseñanza es la que prevalece, ya que actúa como un  juez interior que desde lo profundo de sus corazones les ayudarán a decidir entre lo bueno y lo malo (en algunos casos muchos hijos son alcohólicos o adictos porque vieron estos ejemplos en sus propias casas).

Padres, recuerden que Jesús nos dice que si la sal pierde sus propiedades o la luz no ilumina, no sirven para nada; entonces si los padres no cumplen sus funciones como sal y luz de sus hijos, ¿sirven para algo? Usted como padre de familia, ¿es sal y luz de sus hijos?

En nuestros encuentros o retiros con las parejas, muchos padres manifiestan que en ocasiones se hace difícil esta tarea;  no es fácil educar, no es fácil entender al otro. Creemos que la única manera de poder hacer esto fácil y motivante es recordar siempre que los hijos son el resultado del amor, son el milagro de la vida bendecido por  Dios, son  la continuidad de su sangre o raza, son  la contemplación del misterio de la vida.

Padres, es el momento de fortalecer las acciones buenas que hacen que su familia tenga un sabor especial y luz propia. Si no ha comenzado, es el momento para hacerlo.

Pregunta a reflexionar: ¿Es usted sal y luz de sus hijos o familiares?

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