Cuando se profundiza la vida de
Jesús de Nazaret, muchas personas recurren a conferencistas, expertos en
cristología o hermenéutica Bíblia, que gracias al programa de Educación
Religiosa que algunas parroquias presentan, es posible la preparación y
comprensión del ser y quehacer del Gran Maestro. Ellos (los expertos) con su
experiencia, nos contextualizan la vida de Jesús, nos presentan descripciones
importantes a la hora de entender la misión y visión del Hijo de Dios. Esto es
bueno, ya que debemos prepararnos para afrontar el desafío, de anunciar el
Evangelio a tiempo y a destiempo, a los que no lo conocen o son indiferentes a
ello (algunos profesionales, jóvenes, personas de otras religiones y culturas,
ateos y hasta a un cierto grupo de católicos despistados).
El problema es cuando no hay preparación, cuando la parroquia no brinda el espacio para la
formación, cuando se pierde el interés por conocer más, pensando que ya lo
sabemos todo, porque llevo muchos años en la Iglesia o soy muy amigo del Padre;
o peor, cuando dejamos que cualquier persona nos hable de Jesús, simplemente
porque se sabe un número de citas bíblicas de memoria.
El Capítulo 14 del Evangelio de Juan (versículo 6) colabora un poco en
ese deseo de profundizar más la vida de Jesús cuando nos presenta la
descripción sencilla que el mismo Maestro realizó al compararse con el camino,
la verdad y la vida, cuando Tomás le pregunta preocupado a donde ir? Tres
formas de comprender a Jesús, que podrían ser fáciles de entender pero
difíciles de practicar. A continuación encontrará un pequeño significado de
cada una de ellas, esperando que pueda ser de utilidad a la hora del llevarlas
a la practicidad en su vida personal y comunitaria.
Yo soy el camino, cuando Jesús nos enseña que a través del
testimonio podemos ser evangelizadores. Muchas personas encuentran a Jesús
cuando ven el testimonio de los ministros parroquiales en sus hogares al ser
buenos padres, buenos amigos en el trabajo, buenos esposos y respetuosos con la
otra persona.
Yo soy la verdad, cuando Jesús nos enseña que a pesar de la
dificultad siempre hay que decir la verdad, así el castigo sea la cruz. Muchas
personas encuentran a Jesús cuando se dan cuenta que los ministros no vacilan
al defender la verdad, no buscan su beneficio personal, al contrario, siempre
están a favor de la justicia buscando el beneficio de la comunidad.
Yo soy la vida, cuando Jesús nos enseña que todos somos iguales
sin importar que tú hayas sido pecador, enfermo, prostituta o extranjero.
Muchas personas encuentran a Jesús cuando son aceptadas en la parroquia tal
como son, cuando sienten que el templo es su casa y no los discriminan por el color de piel, status
migratorio o país de origen.
Tal vez si pudiéramos colocar en práctica estas tres comparaciones, les
ahorraríamos muchos trabajos a los biblistas expertos en la materia y al mismo
tiempo, ayudaríamos a la erradicación de los falsos profetas.
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