domingo, 30 de noviembre de 2014

El tiempo no se detiene


Volvemos a estar en la posición de escucharnos decir: “¡Increíble! Estamos nuevamente en diciembre. ¡Qué rápido se fue este año!” A medida que avanzamos en edad nos parece que los días son más cortos.  Esta observación no es nada nuevo. Cuando hacemos una búsqueda de información en este tema, nos encontramos que por siglos este fenómeno ha tratado de ser explicado.  Los científicos, en los últimos dos siglos han hecho diferentes propuestas y todas son parecidas en cuanto al envejecimiento del reloj biológico, la falta de nuevas experiencias, el exceso de preocupaciones entre otras. Cuando recordamos el primer día de escuela, la primera fiesta, la primera Comunión, la primera vez que conociste a tu compañera(o) de vida fue una emoción tan intensa que nos parece que fue ayer. Miramos ese momento con una lupa y magnificamos el recuerdo, lo vemos cerca y eso nos hace creer que fue más reciente. Cuando comenzamos el año, hacemos tantas resoluciones que al ver que no las hemos logrado cumplir pensamos que se nos fue el tiempo y parecieran más cortos.
Esta sensación que el tiempo vuela nos crea ansiedad, caminamos hacia la vejez pensando que se nos acaban las capacidades, declaramos erróneamente que para ese tiempo no tendremos oportunidades de hacer las cosas que debimos hacer y todo esto hace más cortos nuestros días.
Todas las propuestas de cómo superar esta inquietud nos apuntan a palabras de Jesús: “No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción” (Mt 6:34). En este mismo discurso, Jesús nos da la fórmula de cómo vivir como cuando niños, cuando el tiempo parecía eterno: fijarse en los detalles de las cosas que Dios nos da: “…miren las aves del cielo….observen como crecen los lirios del campo…” (Mat 6:32). Detenernos a meditar, a contemplar es parte de las fórmulas que los científicos hoy día proponen para superar esa sensación de que el tiempo pasa cada vez más rápido. En este tiempo de Adviento y Navidad dediquemos nuestro tiempo a nuestra familia, conversemos, pasemos juntos cada minuto, hagamos algo por primera vez para que ese recuerdo marque con una memoria imborrable la felicidad de este tiempo festivo , siguiendo los consejos del Señor Jesús. 

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