lunes, 15 de diciembre de 2014

¿Tu familia, le da gracias a Dios?

Hay un encuentro bastante interesante entre Jesús y los diez leprosos que él cura, después de escuchar la súplica que estos enfermos le hacen cuando iba de camino a Jerusalén. Lo extraño para Jesús fue que solamente un leproso, que era extranjero, le dio gracias por el milagro recibido; los otros nueve se fueron como si nada. (Lucas 17, 11-19)

            Si hacemos un poco de memoria de todas las cosas buenas que recibimos de Dios, nos damos cuenta que él constantemente está haciendo milagros en cada uno de nosotros. Por ejemplo: si estás leyendo este blog, significa que estás vivo, que puedes ver, que puedes moverte con facilidad ó con ayuda, que hoy estás al lado de tus seres queridos ó que los puedes llamar, si están a muchas millas de distancia; que puedes comer ó salir de compras con tu familia porque tienen dinero fruto del trabajo de la semana; que has podido hacer tantas cosas gracias a que Dios lo ha permitido.

            Después de hacer memoria de lo anterior, pregúntate: ¿Cuántas veces le das gracias a Dios en el día ó en la semana? ¿Cuántas veces le has enseñado a tu familia a darle gracias a Dios por todas las cosas que han recibido de él? ¿Cuántas veces le has expresado las gracias de corazón, a aquella persona que amablemente te ha ayudado en momentos difíciles?

            Jesús en este pasaje bíblico, nos recuerda la importancia de dar gracias cuando hemos recibido alguna ayuda ó en este caso un milagro. Él preguntó extrañado por los nueve leprosos que se fueron sin darle las gracias, y resaltó al extranjero que se devolvió de su camino, se echó por tierra a los pies de él expresándole su gratitud.


            La invitación que desde este espacio hacemos, es enseñarle a nuestra familia a dar gracias todos los días por cada cosa que recibimos en la escuela, en el trabajo, en la Iglesia; de cualquier persona ó en cualquier lugar donde nos encontremos.  Más aún si somos extranjeros,  puesto que es motivo de agradecimiento el que se nos permita proyectar un futuro en tierra ajena.     
                                                                                                                                     
Que fácil es decir  “¡GRACIAS DIOS!” por todo lo que me das.  Comienza a partir de hoy a practicarlo con los tuyos  hasta que se convierta en un hábito para el diario vivir. 

Para mayor informacion, visite: www.iglesiasdomesticas.com        

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