martes, 10 de marzo de 2015

¡Quedan Solo Seis Meses!

¡Quedan solo seis meses hasta que Juan y yo nos casemos! Todos nos dicen que el tiempo hasta la boda pasará rápido y tengo que decir que espero que así sea. Estamos preparándonos con emoción y contando los meses hasta la boda con una novena de rosario el 18 de cada mes, nuestro aniversario de conocernos y lo que pronto será nuestra aniversario de boda (en Julio).

En medio de toda esta anticipación, pasamos un hito importante hace un par de semanas. En Chile, es tradicional tener una bendición de argollas que marca el comienzo del periodo de preparación formal para el sacramento. Esto pasa varios meses antes del matrimonio católico y con esta ceremonia empieza el noviazgo, la preparación sacramental y la oración intensificada que lo acompaña. Durante este tiempo, las argollas bendecidas se llevan en la mano derecha como símbolo del noviazgo.

Así, de acuerdo con la tradición, Padre José, el sacerdote de nuestra parroquia en Santiago, bendijo las argollas en una ceremonia que celebramos juntos con la familia de Juan.  Esto lo hizo aún más especial ya que casi todos los parientes de Juan no van a poder ir a la boda.

La ceremonia empezó con una oración y una lectura del Evangelio según San Juan que habíamos escogido de antemano (‘no hay amor más grande que dar la vida por sus amigos’). El Padre nos dio una pequeña reflexión en sobre la lectura y el sacramento del matrimonio y luego bendijo las argollas con agua bendita y Juan y yo dijimos algunas palabras mientras Juan me puso mi argolla y yo le puse la suya.  Luego Padre nos guió en el Padre Nuestro, la Ave María, y la Oración de Paz de San Francisco, la oración favorita de Juan y yo que elegimos para la ocasión. Finalmente, nos bendijo a nosotros y nuestro tiempo de noviazgo.

Ahora oficialmente hemos empezado nuestra preparación inmediata para el sacramento. Pero ¿cómo se prepara uno para un don tan grande? ¿Cómo se prepara uno para ser un signo vivo del amor de Dios, tan inmenso, eterno, fiel, y que da vida?  Durante la bendición de argollas, Padre José nos pasó algunos consejos que el Papa Francisco dio a los novios durante su celebración del día de San Valentín el año pasado. Nos aconsejó que desarrollaremos el hábito de siempre decir gracias por los sacrificios que hace el otro, siempre pedir perdón cuando sea necesario, siempre pedir permiso antes de actuar, y siempre estar agradecido por el don del otro. Además nos aconsejó que recemos para y con el otro con frecuencia.

Estos consejos tan sencillos y sabios nos recordaron que, además de la oración, una de las preparaciones más importantes que podemos hacer es habituarnos a hacer todos los sacrificios y gestos que frecuentemente ni siquiera se notan pero que son muy importantes. Me hizo pensar en cómo usar este tiempo de preparación para hacerme una persona más amorosa y generosa y menos egoísta. Una de las primeras cosas que me llegó a la mente fue la condición de mi departamento.

Confesión: Aunque soy muy buena para recordar fechas y manejar mi horario de trabajo y escuela con sus cambios frecuentes, en cuanto a los objetos físicos, no soy, digamos, la persona más organizada del mundo. Durante el semestre, mis libros de la biblioteca y los artículos académicos tienden a tomar residencia en pilas en la mesa y las sillas de mi departamento, y puedo dejar pasar una cantidad de tiempo lamentable sin poner mi ropa limpia en su lugar en el armario y los  muebles.

Juan, por el otro lado, es una persona muy organizada. Su ropa siempre queda perfectamente doblada, su piso limpio, y losa lavada. Y yo sé que él es menos estresado y en general más feliz en un espacio organizado. Al saber eso y pensar en las palabras de Padre José, decidí hacer un esfuerzo para hacerme en el hábito de ser más organizada como un acto de amor para mi Juan, para que cuando empecemos nuestra vida juntos en Julio, se pueda sentir más relajado y feliz en nuestro hogar compartido.

Así el fin de semana pasado, Juan vino a mi departamento y me ayudó a realizar una organización preliminar. Resultó ser muy divertido hacer la tarea juntos y me sentí bien deshacerme de los papeles que ya no necesitaba y ordenar mis libros y mi closet. Mi trabajo por ahora en adelante es, con la gracia de Dios, mantenerlo así porque amo a Juan y porque son estos pequeños actos de amor que creo que harán a nuestro matrimonio más sano y feliz.

Nos quedan solo seis meses hasta casarnos y estamos emocionados para compartir nuestras experiencias con ustedes durante este tiempo tan importante en nuestras vidas.  Por favor recen por nosotros. Rezaremos por ustedes. 

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