San Juan
Pablo II en la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (1980) dedicó la
cuarta parte de esta exhortación a la ‘pastoral familiar’, y dentro de ella el
numeral 69, a la pastoral pos-matrimonial; de este tipo de pastoral afirma el
Papa: “el cuidado pastoral de la familia normalmente constituida significa
concretamente el compromiso de todos los elementos que componen la comunidad
eclesial local en ayudar a la pareja a descubrir y vivir su nueva vocación y
misión. Para que la familia sea cada vez más una verdadera comunidad de amor,
es necesario que sus miembros sean ayudados y formados en su responsabilidad
frente a los nuevos problemas que se presentan, en el servicio recíproco, en la
participación activa a la vida de familia” (n. 69).
Pero,
quizás haya que cuestionar un poco los llamados ‘Cursos pre-matrimoniales’:
cuánto tiempo duran? Qué temática se desarrolla en ellos? Con qué metodología
se llevan a cabo? Qué participación se da a los interesados? Este
cuestionamiento tiene un fundamento si nos preguntamos cuánto tiempo toman el
médico, el abogado, el ingeniero, el sacerdote, para prepararse al desempeño de
su profesión?
La vida
matrimonial y familiar es comparable con una auténtica profesión que exige
vocación y capacitación. Es frecuente escuchar la queja de esposos y padres de
familia que se lamentan de que no los prepararon para afrontar las crisis
conyugales y el problema de la educación de los hijos. Siendo frecuentemente
tan breve el curso pre-matrimonial, se impone la necesidad de continuar la
capacitación para el desempeño acertado de tan digna y meritoria vocación como
es la vida matrimonial y familiar.
De aquí la
urgencia de organizar la ‘pastoral pos-matrimonial’. “Esto vale sobre todo,
escribe el Papa, para las familias jóvenes, las cuales, encontrándose en un
contexto de nuevos valores y nuevas responsabilidades, están más expuestas,
especialmente en los primeros años de matrimonio, a eventuales dificultades,
como las creadas por la adaptación a la vida en común o por el nacimiento de
los hijos” (FC. n. 69).
En otro
tiempo el ejemplo de los padres y sus consejos ayudaron a las nuevas
generaciones de esposos; hoy esto no parece posible porque la crisis de
generaciones, el fenómeno del cambio, la problemática actual social, han
complicado la situación; y esto porque los métodos tradicionales parecen
desfasados y las nuevas generaciones dan poco crédito a lo tradicional.
Ciertamente, no es fácil para los esposos y padres de familia de nuestro tiempo
hacer frente a la complejidad de nuestro medio ambiente.
Cómo hacer
para organizar algo práctico, sencillo y efectivo que remedie esta necesidad
urgente de la pastoral pos-matrimonial?. Una primera medida será escuchar a los
padres de familia para conocer los problemas más frecuentes, las necesidades
más urgentes que los aquejan. A partir de este sondeo es posible ofrecer ciclos
de conferencias-diálogo con expertos en la problemática familiar y conyugal
para orientar a los padres de familia (El VIII Encuentro Mundial de Familias a
realizarse en Philadelphia en el mes de septiembre, será una magnífica
oportunidad)
Las
escuelas, colegios, las parroquias, podrán organizar sesiones de asesoría
matrimonial y familiar. Algo mejor estructurado son las Escuelas de padres de
familia que ofrecen a los esposos un servicio periódico y sistematizado sobre
temas diversos de orientación conyugal y familiar. Incluso, las universidades
de psico-pedagogía, de ciencias religiosas, de educación, etc, pueden prestar
un valioso servicio a este propósito.
Una cosa es
muy cierta: el apoyo, la asesoría, la ayuda que se preste a las familias es una
contribución muy útil a la misma sociedad. Siendo “la familia la primera
escuela de las virtudes sociales”, la célula vital y fundamental de la
sociedad” –como afirma el Concilio Vaticano II- trabajar por el bien de la
pareja-familia es preparar la sociedad del mañana. Preocuparse seriamente por
los hombres y mujeres que mañana serán los agentes de la comunidad humana es preparar
un futuro mejor del que estamos viviendo.
Más que
elaborar leyes para regular los desenfrenos de la actual sociedad, es necesario
educar al hombre y a la mujer del futuro. Parecería que la educación que se
imparte hoy es más instrucción que una auténtica formación.
La pastoral
pos-matrimonial es una necesidad, una urgencia si queremos un futuro mejor. Es
muy del caso preguntarnos: los padres de familia de hoy qué nietos desean
tener?. Con qué modelo de sociedad soñamos para mañana?
Para más
información : visite www.iglesiasdomesticas.com
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