jueves, 25 de febrero de 2016

Las Tentaciones de Jesús en el mundo de hoy, Segunda Parte: Poder


El evangelio de Mateo nos trae una de las experiencias fuertes que Jesús vivió durante cuarenta días en su paso por el desierto.  Cuenta el evangelista que al final de ese largo ayuno, fue tentado por el demonio, donde éste le ofreció a Jesús los tres grandes males del hombre: materialismo, poder e idolatría (Ver Mateo 4, 1-11). Tentaciones que Jesús rechazó radicalmente, pero que muchos de nosotros no hemos podido hacerlo, porque seguimos escuchando la voz del mal. Veamos:

Poder :"Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras" (Mateo 4,6)

Cuando uno piensa en el poder, necesariamente debe pensarse en que existen dos clases de personas, el que gobierna y el que es gobernado, el amo y el esclavo, el patrón y el empleado, el supervisor y el trabajador, el que está arriba y el que está abajo. Estas dos maneras de ser en la sociedad, en algunas familias están representadas en el padre que se cree la autoridad suprema porque es hombre, porque es el que lleva el cheque más grande, porque es el que paga ciertas deudas, porque es el que puede salir solo y llegar a la hora que quiere, porque es el que arregla los problemas a golpes, porque es el que supuestamente tiene el poder; y en la mujer que es todo lo contrario: es la que obedece a la autoridad de su marido macho, le entrega el cheque a su marido porque el de ella es menor, es la que paga ciertos gastos sencillos, es la que no puede salir sola ni compartir con sus amigas, es la que recibe los golpes para solucionar los problemas, es la que supuestamente está sometida al poder.     

Esta clase de poderes que se evidencian en algunas familias, llevan a formar hijos machistas y niñas sometidas a la autoridad, que gracias al ejemplo de sus padres garantizará que las siguientes generaciones continúen por este caminar. Por eso, es importante que el poder en la familia esté entendido como responsabilidad de padre y madre; debe estar entendido con normas claras que surgen del diálogo y el compromiso, debe ser entendido como un mecanismo de crecimiento, de corrección fraterna y de amor incondicional. El poder en la familia está unido al testimonio de los padres, que a través de sus actos forman, llevando a la práctica la siguiente frase: “dime cómo formas a tu hijos, y te diré cómo son ellos”.

Padres, Jesús frente a ésta prueba, le recomienda a Satanás no tentar a Dios, no abusar del poder, no imponer a la fuerza la norma. Por ello, estamos a tiempo de ser la gran alternativa para cambiar y ser mejores padres, ya que  nuestros hijos lo necesitan.

Próximo miércoles, la tentación de la idolatría.
 
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