sábado, 30 de marzo de 2013

No es fácil… ¡pero tampoco imposible!

Mi esposa y yo hemos transitado calles, avenidas, subido montañas, atravesado ríos, caminado desiertos;  en estas travesías hemos pasado calor, frío, hambre y sed….y aunque pareciera que somos unos grandes maratonistas no les estamos relatando el entrenamiento para ninguna competencia deportiva, les estamos contando alguna de nuestras vivencias de la vida matrimonial.  Y digo algunas porque realmente nuestro matrimonio, a pesar de que ha pasado pruebas difíciles, no han sido éstas las más recurrentes, pero claro se tiende a hablar y recordar más los momentos difíciles que producen agotamiento o incomodidad. Pero así, al igual que los entrenamientos deportivos, nos han dado más resistencia para participar en jornadas aún más difíciles.

Estoy seguro de que muchos de los lectores tienen la práctica de recordar generalmente los momentos de dificultad en su vida de relación, pero les invito a hacer un inventario de sus años de matrimonio a conciencia, anotando en un lado los momentos gloriosos, en otro aquellos de gran alegría, en otro los que le gustaría volver a vivir y aquellos que han producido disgusto o dolor y les aseguro que el balance siempre será positivo. Nuestra formación y cultura nos lleva a realzar los defectos y dificultades de las personas y relaciones personales para corregirlos, pero realmente los usamos para sufrir, para reprochar y para huir.

Reanímense a mirar adelante donde la relación matrimonial tiene un sinfín de momentos de redención, de perdón, de reconciliación y de recompensas por haber sabido esperar y confiar en Dios y en ustedes mismos como receptores de la Gracia de Dios en la unión de los esposos.

Comparte con nosotros y los lectores de este blog el balance del inventario de vida matrimonial hasta este momento para revisarlo como si fuera tu declaración de impuestos y así encontrar que tienes un reembolso para reinvertir en tu pareja y tu familia.


Por Ricardo Luzondo

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