miércoles, 20 de septiembre de 2017

Preparación Matrimonial

Al matrimonio hay que ir preparado en oración y con discernimiento para saber si la persona escogida es la adecuada. Si el matrimonio es para toda la vida debemos darle el valor, tiempo y dedicación necesaria a la preparación. Hay parejas que dedican mucho tiempo a la preparación de la recepción del día de bodas. Están pendientes de los más mínimos detalles para que no falte nada en esa celebración. Se esmeran buscando lo mejor.

Cuando algunas parejas hacen los planes con la iglesia y se les pide de requisito un cursillo de un día, lo ven como una pérdida de tiempo. Asisten para recibir el certificado de participación. Por experiencia personal sabemos que se necesita más que un cursillo. Es necesario un acompañamiento personal para entender todo lo sagrado del matrimonio.

Hay que tener presente que en la pareja hay dos individuos diferentes, que cada cual viene con experiencias que han ido marcando sus vidas. Es necesario descubrir al otro.
Cuando nosotros tomamos la decisión del matrimonio, nunca fuimos con la idea de que iba a fracasar. Nunca pensamos que era solo por un tiempo; algo pasajero. Siempre pensamos que era un compromiso para toda la vida y que había que trabajarlo.

En nuestra experiencia tuvimos el acompañamiento del Padre Thomas Forrest, un sacerdote que estuvo muy cercano a nosotros en nuestro noviazgo. Él nos ayudó a discernir con cuidado nuestra vocación al matrimonio y a apreciar el valor y las riquezas de este.
El Padre Thomas tomo el tiempo para educarnos, hablarnos de los aspectos económicos del hogar, de los peligros potenciales de las tarjetas de crédito, de la planificación natural de los hijos, de las relaciones sexuales.

A lo largo de nuestro matrimonio, hemos tenido varios sacerdotes que nos siguen acompañando en el crecimiento de nuestra vida en pareja. En momentos difíciles ellos nos han traído nuevamente a tomar del vino nuevo, a volver al primer amor de ese encuentro con Jesús quien nos llamó en nuestra juventud y nos sigue dando la fuerza y sabiduría de seguir luchando.

Nuestro matrimonio comenzó en 1977, mucho antes de que el Papa Francisco escribiera su encíclica Amoris Laetitia. Sin embrago en el acompañamiento del Padre Thomas Forrest, podemos decir que su pensamiento estaba en sintonía y ya contenía las semillas de esta encíclica.
El Papa Francisco nos dice “…no vean el casamiento como el final del camino, sino que asuman el matrimonio como una vocación que los lanza hacia adelante, con la firme y realista decisión de atravesar juntos todas las pruebas y momentos difíciles.”  

  Amoris Laetitia 212

  Amoris Laetitia 200
  Ibid
  Amoris Laetitia 223
  Amoris Laetitia 211


Ramon y Olga Tapia

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