Yo me he encontrado en esa situación en mi vida matrimonial, pero me di cuenta de que no hay nada mejor que hablar abierta y serenamente de nuestros sentimientos y deseos con nuestro cónyuge. Cuando Dios une a una pareja, Él no inspira a un cónyuge a desear cosas o situaciones opuestas a las del otro. Medito en las palabras de Jesús cuando dijo que “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Marcos 10:9) y me pregunto: ¿cómo va Dios mismo a poner en nuestra mente y corazón deseos, planes e ideas que traigan discordia y separación a nuestro matrimonio y familia?
Confiando en la sabiduría de esta Palabra, concluí que las parejas únicamente debemos buscar cambios que nos den paz a ambos, donde los dos nos encontremos plenos y felices, y que no causen la separación de la pareja. Creo firmemente que todo lo que traiga separación y discordia, no viene de Dios. No hay nada que humanamente nos traiga mayor felicidad que estar unidos en sana paz con nuestra pareja y familia. Esto es lo que he optado por hacer con mi esposo Ricardo y lo que confío que haremos siempre que se nos presente una coyuntura en la vida.
Por Lucía Luzondo
Que debe hacer uno cuando su pareja no participa de su Fe. No esta de acuerdo que yo este activa en mi Iglesia o Comunidad. No haciste a la misa con su familia. Eh tratado de mejorarme personalmente en mi caracter pero el sigue igual. Y el considera que yo soy la de los problemas.
ResponderEliminar